CARA Y CRUZ
El factor "gorila"
Amplios sectores del oficialismo habilitado en 2011 parecen haber interpretado el respaldo popular ..
jueves, 21 de agosto de 2014


ANTIPERONISTA. EN LA UCR LOCAL ES MUY ACENDRADA LA AVERSIÓN AL JUSTICIALISMO.
Amplios sectores del oficialismo habilitado en 2011 parecen haber interpretado el respaldo popular como una especie de autorización para incurrir en cualquier tropelía. Corruptelas mayores y menores clásicas y otros abusos más naturalizados y por ello menos escandalosos, como el nepotismo y el compadrazgo exacerbados que erosionan la calidad de las prestaciones del Estado, todo va a una cuenta que ninguno de los involucrados supone vaya a abonar algún día. La memoria corta y selectiva no solo es inconveniente en términos generales para la sociedad; también puede tener consecuencias poco felices para los individuos. Está el hecho obvio de omitir lo volátil que puede ser la opinión del electorado, cuestión que el kirchno-peronismo experimentó en los comicios del año pasado, cuando perdió a manos de los que había desalojado a apenas dos años de hacerse con el poder provincial. El FCS también creyó que sería eterno, pero tenía algunos motivos para errar: llevaba nada menos que 20 años en el Gobierno cuando le tocó perder, lapso que lo habrá inducido a las confusiones. Los excesos de la hora se cometen sin disimulo alguno, potenciados además por la expansión de las redes sociales que tornan más publico lo que ya lo era por las condiciones de una sociedad chica que pueden sintetizarse en la frase "somos pocos y nos conocemos mucho".
Que la utilización de los bienes y resortes públicos en beneficio particular y de los círculos de familiares y allegados sea vicio común a las diferentes facciones que accedieron al control de la administración catamarqueña puede llevar a pensar que las facturas de hoy pasarán a ejercicio vencido en caso de que la orientación del voto cambie, y que los desatinos y aprovechamientos en definitiva quedará en la nada entre integrantes de la misma casta política. Tan confiada presunción elude un rasgo destacado del radicalismo catamarqueño. Se trata del radicalismo más profundamente "gorila" del país, controlado por unos sectores a los que no le parece para nada lícito que advenedizos le disputen espacios. El componente antiperonista rabioso de la UCR local podrá ser muy anacrónico, pero es, y no es probable que vaya a mermar en el corto plazo. Muchos peronistas no parecen advertir una concepción de sus colegas boinablancas que los estigmatiza como meros logreros que inmerecidamente han accedido al Gobierno y sus gangas. De nada valen acá las comparaciones: una cosa es el nepotismo, el viatiquerío y los usos de los recursos del Estado del radicalismo y otra muy distinta el de los peronistas. Lo que para unos son travesuras exentas de reconvenciones, para otros son delitos imperdonables.
Ignorar el "factor gorila" quizás lleva a los kirchno-peronistas a pensar que sus conductas serán evaluadas por los radicales con la misma benigna vara aplicada a los correligionarios en caso de que agarren la manija de nuevo, hipótesis que está lejos de ser improbable. Es una insensatez si se consideran los precedentes contemporáneos. En 1991, sin ir más lejos, los radicales que habían desplazado al peronismo de Casa de Gobierno, intervención federal mediante, iniciaron una cacería en todos los terrenos, incluido el judicial, contra lo que habían estigmatizado como lacra social. No se ahorraron mecanismos sancionatorios, al amparo de un maniqueísmo que signó toda la década del '90 y se extendió luego, con eficacia menor, hacia otras figuras peronistas a las que el poder de entonces no tuvo problemas en detractar a pesar de haberlas elogiado enfáticamente poco antes. Guarda, muchachos, con las evidentes y reprochables excusas que le están dando al gorilaje, que toma cuidadosa nota.
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