Si no fuera por la urgencia que intenta impirmir el Gobierno al tratamiento de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO)...
Si no fuera por la urgencia que intenta impirmir el Gobierno al tratamiento de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), la discusión parlamentaria catamarqueña giraría exclusivamente en torno a las designaciones, los viáticos, las becas y los gastos de bloque. Se trata de los tópicos que con mayor entusiasmo abordan los tribunos locales, solidarios integrantes de una corporación dedicada a ordeñar presupuestos ahora envueltos en una trifulca intestina por el déficit que acota sus márgenes de extracción. Como se sabe, el barrionuevista Marcelo Rivera resultó elegido presidente del cuerpo como resultado de un acuerdo con el radicalismo. El pacto radical-barrionuevista viene funcionando hasta ahora a la perfección salvo por una cosa: el presidente Rivera, que proviene del peronismo, no encuentra el modo de cumplir los compromisos asumidos con sus nuevos socios y, más importante aún, con la tropa del barrionuevismo sin afectar al resto de las facciones del justicialismo que habían colocado su propia gente en lugares de privilegio. Hay que reconocer que Rivera le buscó la vuelta al problemas, pero sus neuronas no alcanzaron para desentrañar el misterio que impide meter 10 litros de vino en una damajuana de cinco. No es falta de inteligencia, por cierto: nadie a logrado semejante hazaña jamás, y no iba a ser justamente Rivera quien lo consiguiera. La política es el arte de lo posible, decía Carlos, y el barrionuevismo puede pactar con los radicales, pero hay leyes de la física inalterables: dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio.
Tras mucho intentar, Rivera tuvo que darle de baja a 40 asesores y funcionarios designados por sus predecesores, el kirchnerista Néstor "Chicho" Tomassi y el renovador Jorge Moreno, para hacerle sitio a la misma cantidad de aspirantes que ya le miraban la yugular con gula porque no les daban los merecidos puestos. Hay que entender al pobre Rivera: como los otros, también tiene parientes, amistades, afectos y militantes que ubicar, pero le ha tocado el estallido de la crisis financiera parlamentaria, con un rojo en las cuentas que ronda los 40 millones de pesos. Encima, el presidente es él y a los radicales asociados, obtenidas ya las canonjías que les tocaban en la repartija, poco les importa la suerte que corra. Ya hubo unas escenas de pugilato entre empleados del reciente titular y personas disconformes con la falta de respuestas a sus pedidos. Lamentablemente, la comprensión no es algo que abunde en el Palacio Legislativo, y los funcionarios y asesores desplazados ya andan pergeñando revanchas varias contra Rivera, al que no consideran tan traidor por haber pactado con los radicales como por haberlos dejado sin cargo.
Se desconoce la identidad de los desplazados y de sus reemplazantes. Por mucho rencor que se profesen, ni los Montescos ni los Capuletos están dispuestos a proporcionar las listas por una razón muy sencilla: algunos de los nombres que figuran en ellas demostrarán palmariamente el nepotismo y el favoritismo que son criterios rectores para los nombramientos más jugosos, en detrimento de los méritos. Si los Montescos tienen en la nómina a sus hermanos, los Capuletos no privan de favores a sus esposas; y si los Capuletos involucran en exceso sus debilidades afectivas en las cuestiones de Estado, los Montescos no le van en zaga. En tan edificante escenario, sería un aporte valioso el tratamiento y sanción, antes incluso que las PASO a la que ahora la oposición le encuentra pelos, de un proyecto presentado por la diputada kirchnerista Cecilia Guerrero. Propone la legisladora que todos los poderes del Estado y los organismos trasnparenten sus administraciones a través de la publicación de la información correspondiente. Todos significa también el Poder Legislativo, con la publicación de las designaciones y contrataciones de funcionarios y empleados, temporarios y permanentes, pases a planta permanente, ascensos, recategorizaciones y cambios en la situación de revista. Una buena iniciativa para canalizar la pasión parlamentaria por el debate sobre el personal y el funcionariato.
Tras mucho intentar, Rivera tuvo que darle de baja a 40 asesores y funcionarios designados por sus predecesores, el kirchnerista Néstor "Chicho" Tomassi y el renovador Jorge Moreno, para hacerle sitio a la misma cantidad de aspirantes que ya le miraban la yugular con gula porque no les daban los merecidos puestos. Hay que entender al pobre Rivera: como los otros, también tiene parientes, amistades, afectos y militantes que ubicar, pero le ha tocado el estallido de la crisis financiera parlamentaria, con un rojo en las cuentas que ronda los 40 millones de pesos. Encima, el presidente es él y a los radicales asociados, obtenidas ya las canonjías que les tocaban en la repartija, poco les importa la suerte que corra. Ya hubo unas escenas de pugilato entre empleados del reciente titular y personas disconformes con la falta de respuestas a sus pedidos. Lamentablemente, la comprensión no es algo que abunde en el Palacio Legislativo, y los funcionarios y asesores desplazados ya andan pergeñando revanchas varias contra Rivera, al que no consideran tan traidor por haber pactado con los radicales como por haberlos dejado sin cargo.
Se desconoce la identidad de los desplazados y de sus reemplazantes. Por mucho rencor que se profesen, ni los Montescos ni los Capuletos están dispuestos a proporcionar las listas por una razón muy sencilla: algunos de los nombres que figuran en ellas demostrarán palmariamente el nepotismo y el favoritismo que son criterios rectores para los nombramientos más jugosos, en detrimento de los méritos. Si los Montescos tienen en la nómina a sus hermanos, los Capuletos no privan de favores a sus esposas; y si los Capuletos involucran en exceso sus debilidades afectivas en las cuestiones de Estado, los Montescos no le van en zaga. En tan edificante escenario, sería un aporte valioso el tratamiento y sanción, antes incluso que las PASO a la que ahora la oposición le encuentra pelos, de un proyecto presentado por la diputada kirchnerista Cecilia Guerrero. Propone la legisladora que todos los poderes del Estado y los organismos trasnparenten sus administraciones a través de la publicación de la información correspondiente. Todos significa también el Poder Legislativo, con la publicación de las designaciones y contrataciones de funcionarios y empleados, temporarios y permanentes, pases a planta permanente, ascensos, recategorizaciones y cambios en la situación de revista. Una buena iniciativa para canalizar la pasión parlamentaria por el debate sobre el personal y el funcionariato.
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